A veces, no muchas, la soledad también puede ser un acto de libertad. Ahora, tal vez, nos cuesta recordarlo, pero hubo un tiempo en el que podíamos elegir no ir a esa cena y quedarnos en casa, en soledad, leyendo o viendo esa película que teníamos pendiente. Antes, no hace tanto, éramos libres de elegir quedarnos en casa. Elegíamos confinarnos, aunque solo fuera por un fin de semana. Elegíamos cerrar la puerta, elegíamos ser, un poco, como Emily Dickinson. La poeta estadounidense, como ya os contamos, decidió encerrarse en casa los últimos veinte años de su vida. Justamente, para cuidarse y preservar su libertad, tomó la decisión de recogerse en casa y alejarse de la vida social.
Dickinson escogió la soledad como forma de libertad y la poesía como forma de expresar su visión del mundo. De hecho, su obra, en muchos casos, aún sigue siendo un enigma sin descifrar. Existen muchas interpretaciones, pero 134 años después de su muerte aún hoy, incluso con una pandemia de por medio, sus poemas nos siguen aportando luz.
Leer sus poemas, a nosotras nos lleva a descubrir un diálogo que logró establecer a través de la escritura con ella misma y la naturaleza. Y es que Emily Dickinson fue una gran amante de la naturaleza. De hecho, durante años, confeccionó un herbario en el que reunió más de 400 especies de flores y hojas. La poeta dedicó muchas horas a estudiar, la educación era fundamental para ella. Y esto se aprecia en sus poemas, por cierto, siendo la poesía un arte únicamente reservado para los hombres en aquella época.
Pocas personas entendieron entonces a Emily Dickinson que eligió la soledad, no casarse, escribir y observar la naturaleza. Fue una mujer con una independencia y decisión poco habitual para su época. Además, sus poemas, sus palabras, encierran todo tipo de enigmas o misterios porque Emily Dickinson se empeñó en atrapar lo invisible y la belleza de las pequeñas cosas, de las flores, de los petirrojos…
Por eso, elegimos un poema de Emily Dickinson para haceros llegar los marcapáginas. Por lo que fue, por lo que eligió y por lo que quiso contar a través de sus poemas. Dickinson fue una mujer adelantada a su tiempo, eligió cuidarse para ser libre y dejó escritas infinitas palabras con las que podemos incluso sentir lo invisible. Por ejemplo, la satisfacción de cuidarse, de cuidar de las demás personas y de lo demás, de lo que hay a nuestro alrededor. Ojalá hayáis sentido esa belleza o visto lo invisible con el poema de Emily Dickinson que os enviamos.
Gracias.
Me gusta lo que se indica de “la satisfacción de cuidarse, de cuidar de las demás personas y de lo demás, de lo que hay a nuestro alrededor”.
Me parece muy importante
Muchas gracias por esta explicación! a mi que me gusta leer y la literatura… ¡Cuánto me ayuda la información de contexto y de análisis para conocer y así mejor valorar a una gran poeta…!
Os dejo la referencia de una película sobre su vida que tenéis disponible en e-liburutegia “Historia de una pasión” http://www.eliburutegia.euskadi.eus/efilms
A mi me gustó mucho.
Un abrazo.
Ane