Hace ya algunos años, Simone de Beauvoir definió el feminismo como “una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”. A la escritora y filosofa francesa no le faltaba razón.  ¿Qué hubiera pasado si Mary Wollstonecraft no hubiera estado tan sola tras escribir ‘Vindicación de los derechos de la mujer’ y la hubiera acompañado un movimiento? ¿La situación en Argentina hoy sería diferente si más personas se hubieran sumado a la lucha de Alfonsina Storni? ¿O qué hubiera sido de Rosa Luxemburgo sin el apoyo de cientos de mujeres? Está claro, la historia lo avala, no basta con vivir individualmente, en el colectivo está la clave. Está el impulso. Está la fuerza.

Así, con la convicción de que en la unión y en el trabajo conjunto está el empuje necesario para avanzar, nació BAI SAREA. Se trata de una red promovida por Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer y compuesta por Entidades Colaboradoras para la Igualdad de Mujeres y Hombres. Son 64 ‘vidas individuales’ en forma de entidad trabajando en red con los objetivos de compartir, colaborar, visibilizar y transformar la realidad empresarial y social. Y son, por lo tanto, 64 entidades que han dicho ‘sí’ a avanzar hacia la igualdad, han dicho ‘sí’ a trabajar colectivamente. De hecho, desde la Asociación Zubietexe, Borja Aguirre cuenta que “sabemos que cambiar las cosas no es tarea de una sola entidad. Si queremos cambiar algo, hay que hacerlo con otras organizaciones que tengan el mismo sueño”.

Los primeros pasos en red.

El 19 de marzo de 2018, tras un proceso de participación de dos años y de acuerdo a los principios para el empoderamiento de las mujeres propuestos a las empresas por ONU MUJERES, se constituyó formalmente BAI SAREA. Desde entonces, la red está organizada por grupos de trabajo que se encargan de mantener viva la fuerza colectiva, además de abordar diferentes problemáticas, crear herramientas o detectar necesidades. Arantxa Nuñez, de Agintzari y parte del Grupo Motor en BAI SAREA, explica que “la red ayuda a tener un espacio para compartir, para aportar, para crear sinergias, para tener ‘un cuarto propio’ donde todas las personas trabajan bajo el mismo compromiso y con objetivos similares para generar herramientas muy útiles que a nivel propio en tu empresa no habrías podido desarrollar”.

Decía Virginia Woolf que para escribir una novela una mujer necesita, entre otras cosas, un cuarto propio. BAI SAREA puede convertirse en ese espacio en el que escribir una historia en conjunto. Una historia de cambio y de no ficción. Es real. “Me ilusiona comprobar que esta red tiene un potencial enorme, porque no solamente estamos hablando de cambiar algunos hábitos dentro de las entidades para hacerlas más igualitarias. En realidad estamos planteando una nueva forma de entender la relación que las personas tenemos con el ámbito laboral, con el mundo del trabajo. No se trata de una aportación filosófica y alejada de la realidad: van surgiendo propuestas reales y aplicables”, aclara Borja Aguirre, que además es parte del Grupo de Comunicación. De hecho, todo se hace desde la realidad y la diversidad de las entidades que componen la red. “Creo que se han respetado los tiempos de las entidades y la red ha ido avanzando en la medida de las posibilidades que teníamos para que nadie se quedara atrás. Todas han sido partícipes en todo momento y se ha cuidado mucho el escuchar. Además, siempre se ha actuado respondiendo atentamente a cuáles eran sus necesidades y cuál era el entorno socio-económico y de políticas de igualdad en el que se insertaba la red”, detalla Ane Miren Fernández desde el Grupo Motor y como parte de Emakunde.

Sin ir más lejos, el grupo de Brecha Salarial, trabaja, tal y como dice Verónica Paz de Murgibe, “del dicho al hecho. El objetivo que se planteó inicialmente era establecer los parámetros de la brecha salarial y consensuar herramientas y estrategias comunes para su análisis”. Ahora, después de meses de trabajo y de “haber contado con profesionales en la materia como Mertxe Larrañaga o de haber convocado reuniones para unificar y sintetizar todas las ideas que han ido surgiendo” ya tienen herramientas preparadas. Además, explica Verónica,

“hemos visto conveniente hacer un elemento divulgativo para “socializar” estas herramientas no solo entre las personas que formamos los grupos de BAI SAREA, sino con la plantilla de las entidades que componen la red”.

El grupo de Cultura Organizacional también trabaja desde, por y para la realidad de las entidades. Durante este tiempo, cuenta María Dolores Rodríguez de Bahía de Bizkaia Gas y parte del grupo que “hemos trabajado en el diseño de una herramienta de diagnóstico de cultura organizacional, la hemos aplicado en las empresas de las personas que estamos en el equipo y desde ahí se ha propuesto el uso de la herramienta a otras organizaciones y entidades de la red. A partir de los resultados, estamos trabajando líneas de actuación y en concreto colaborando con el grupo de trabajo de Brecha Salarial en la determinación de acciones conjuntas”.

Y es que tras dos años de trabajo, la red comienza a tener resultados entre las manos. “Al principio todo era bastante general, pero según ha ido avanzando el tiempo, hemos empezado a ver los frutos del trabajo de los diferentes grupos de trabajo. Cosas que me resultan más concretas y prácticas”, confiesa Oihana Jausoro de EMUN. Desde el Grupo de Intercambio en el que participa, cuenta que “intentamos organizar la red como un lugar de referencia para el intercambio de experiencias, prácticas y saberes para la igualdad”.

Una red con alma.

La red, además de un buen puñado de personas y entidades comprometidas, también tiene un motor: el Grupo Motor. Desde aquí “realizamos la organización de las asambleas y lideramos los procesos de elaboración de planes, seguimiento y evaluación”, concreta Arantxa. Los trabajos en red, a pesar de tener su motor, siempre requieren de un sobre esfuerzo. De un extra. Y BAI SAREA lo tiene. “BAI SAREA es un proyecto con alma, es un proyecto en el que si trabajas con las personas y las conoces, sabes que estás en buenas manos y en buena compañía. Yo creo que así es más fácil crecer“, explica Ane Miren Fernández.

“Creo que hemos creado un espacio de cuidado y de trabajo muy bonito, a donde vas con ganas porque sabes que vas a estar con compañeras, donde no te ves ni te ven sólo como entidad, sino como Arantxa. Es un lugar en el que tienes la sensación de estar creando algo que va para adelante”, confiesa Arantxa.

Y así es, después de dos años, BAI SAREA va para adelante y ya está lista para dar a conocer su trabajo y acoger a todas aquellas entidades colaboradoras que quieran dar un paso más en su compromiso con la igualdad y avanzar colectivamente. “Hay que tener en cuenta que BAI SAREA no parte de la nada. Son entidades colaboradoras de Emakunde, entidades que tienen un diagnóstico, un plan y un protocolo contra el acoso. BAI SAREA se construye sobre materiales ya muy trabajados, el árbol ha ido creciendo sobre una huerta que ya existía. Yo creo que eso es una de las fortalezas de la red: el compromiso previo. Es un espacio al que cualquier entidad se puede unir habiendo mostrado un compromiso de igualdad, hace falta un recorrido para poder subirse a este tren. Hay que recorrer un camino para llegar a la estación de BAI SAREA, pero merece la pena. Mucho”, afirma Ane con el espíritu de Machado muy presente porque camino se hace al andar. De cuidar ese camino y de hacerlo más ameno también se encarga el Comité Organizador al que pertenece Coral García de AZ Participación y que relata cómo se encargan de “establecer lazos de encontrarnos para compartir, hablar y conocer-nos. Para abrazarnos, vaya. Nuestro trabajo es genial porque se trata de favorecer que mientras nos conocemos nos lo pasemos bien. Contagiar alegría y ganas de avanzar hacia la igualdad, hacia mejorar la conciliación, el cuidado de la vida que, por cierto, ahora se ve más necesario que nunca”. 

BAI SAREA es, por lo tanto, el resultado del trabajo de 64 entidades pero también un espacio, una habitación propia, en el que caben muchas más. Borja Aguirre concluye que “aunque el trabajo en este tipo de redes supone un esfuerzo, BAI SAREA es de esas plataformas, que no abundan demasiado, donde cada minuto invertido tiene su sentido y su recompensa”. Y aquí la recompensa está clara: la igualdad, esa forma de vivir individualmente y colectivamente.

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